Una de bichejos

Ya hacía tiempo que no sacaba a pasear el inversor ni las lentes de aumento para macro, tal vez por pereza, pero hoy en un descanso me he ido a la caza de algún insecto para pasar el rato. La búsqueda puede resultar desesperante, no por falta de insectos, sino por encontrar alguno que se mueva lo mínimo...malditas hormigas!!!, la verdad es que es como salir de caza, aunque tal vez aquí pueda perecer el cazador antes que la presa.

A falta de un caro objetivo macro, me conformo con el inversor, todavía tengo que afinar la profundidad de campo y mi pulso pero algo sale. La próxima mejor!!!

Distancia focal: 50mm con inversor
f13, 1/160
flash externo compensado a -1'7
ISO: 100

Buenos recuerdos

Cuántas veces habré oido a Boni decir que el Puig Campana es su montaña!!!tantas que aparece hasta en sus pensamientos más necrológicos. La verdad es que le encanta explorarla y descubrir nuevos rincones aunque sea solo, como acostumbra a ir, por ello me encanta acompañarle y empaparme de su entusiasmo y buen rollo.

Estas fotos son de un mar de nubes que contemplamos al llegar a la Brecha junto con Miriam, que nos hizo la foto, un momento mágico.

La altura de las agujas de la cara Este es impresionante y con niebla el ambiente era más mágico, si cabe, que nunca.

La bajada hasta la gran pedrera norte es muy divertida, con tres rápeles que te dejan practicamente bajo y con un ambiente de alta montaña que no tiene nada que envidiar a ninguna montaña.

Desde aquí un saludo para Boni que está pasando malos momentos y ánimo, nos vemos en la montaña!!!

Desde Triana...

Sentado a la orilla del río con una cervecita podría pasarme horas enteras viéndolas pasar. Tal vez incluso me imaginaría que es la playa, aunque no creo!!! Así que esta noche me siento de cara al río a ver qué pasa, si es que pasa algo. Foto tomada desde una terracita de un bar en el barrio de Triana en Sevilla con la Torre del Oro, La Real Maestranza y el paseo del río.

Como una moto !!!

Tras largo tiempo escuchando el rugir de los motores desde mi casa en el campo, un día decidí hacer una excursión para descubrir qué tal estaba el circuito de motocross al que tanta veces iba de pequeño en bicicleta. Después de pincharme infinidad de veces las piernas atravesé la pista y pedí permiso a los presentes para meterme por el medio. La verdad es que la gente le metía caña, así que disfrute de los saltos que daban en sus máquinas.