Una de las cosas que más ilusión hacía al grupo era hacer una excursión a lomos de un corcel alpujarreño, así que buscamos a Antonio, un "caballero" de Trevélez que organizaba salidas al campo en caballo. Los nombres eran algunos pintorescos, entre todos nos llamó la atención Aitana, por el nombre de nuestra montaña alicantina. El mío, uno de los dos machos era "Monteño", que era algo terco, como me dejó leer entre lineas Antonio, digamos que el tío hacía lo que quería, vamos!!....si llego a tener espuelas...ay!!!
Lo que para unos era su herramienta de trabajo y transporte para nosotros era un rato de ocio.
Las vistas estaban algo mal debido a las nieblas que se echaron en la montaña pero algo más tarde disfrutamos de las vistas del valle con Trevélez al fondo.
Lo peor del camino eran las sufridas pendientes que teníamos que sortear debido a que las lluvias habian derribado los pasos por el río y los caminos. Había ocasiones en las que pensaba que el caballo se me venía encima porque algún resbalón se pegó y además conmigo encima.