En Dolomitas son famosas las vias ferratas, aquí podemos encontrar unas 500 vias. Originariamente fueron inventadas por los militares italianos en la 2ª guerra mundial, pero ahora son itinerarios de montaña por los que discurre infinidad de gente buscando la verticalidad de las paredes.
El día estaba claro, pese a las espectativas de los demás dias, por lo que decidimos hacer la ferrata este día. Siete horas largas de caminata por la montaña engachados a un cable nos esperaban pero las ganas eran enormes. Además esta via supone para Àngels un reto especial, pues es la primera vez que se pone en estas circunstancias y además sufre de vértigo.
Como se puede ver la cabina que sube hasta el refugio Lorenzi tiene así como unos añitos. Con capacidad para dos personas por cabina y un óxido galopante, el teleférico añade la nota romántica a esta ruta de montaña, además de las ruinas militares.
Desde la subida se puede ver parte del itinerario de la ferrata, el puente Cristallo donde se grabaron escenas de la película "Máximo riesgo" que va abriendo boca para lo que viene.
Desde arriba las vistas de los valles son preciosas, a estas horas de la mañana las nieblas cubren los fondos de los valles y un fresquito agradable nos hace ponernos las chaquetas, mientras nos colocamos los arneses.
El inicio de la ferrata se puede ver desde el momento en que se pone el pie en tierra al bajar del taleférico. Unas escaleras metálicas nos indican el camino.
Lo primero que nos encontramos es la escalera que nos pone en la arista para empezar la ruta. Desde aquí ya es posible ver las maravillosas vistas que nos ofrece esta ruta.
No tardamos en pasar por los primeros puentes de madera, que parecen de la segunda guerra mundial también porque algunos están algo viejos y deteriorados.
Pronto llega el esperado puente colgante. Las impresiones no son las esperadas porque en seguida nos daremos cuenta que la sensación de vacío no es tanta como en otros sitios de la ferrata.
El recorrido de la ferrata es mayoritarimente de bajada por los que no tardamos en descender de la arista por la que se va hasta el monte Critalino.
Los restos de los refugios de la guerra se hacen visibles desde el principio de la ruta pero nos encontramos con algunos de ellos a mitad de la ruta, además de numerosas cavidades y túneles desde donde controlaban el avance de las tropas adversarias.
El cable de hierro desaparece en numerosos sitios, poniendo los nervios de Ángels a flor de piel por el avismo que queda a los lados.
La ferrata llega a su fin y empezamos el descenso por un enorme canchal de pendiente infinita que pone a prueba nuetras piernas ya cansadas. Lo peor estaba por llegar, pues ya teníamos 6 horas de recorrido a las espadas.
El resto de la bajada discurre entre canchales y cables de acero hasta coger algo de horizontalidad. Las piernas lo agradacen pero llegamos al parking cansadísimos y con el orgullo de haber hecho la ruta, unas de las más bonitas que hemos realizado en montaña.
Desde los Dolomitas queremos mandar un saludo para los seguidores del blog y sobretodo a los amigos que no han podido estar aquí pero que hemos tenido en mente todo el tiempo. Va por vosotros y gracias por todo.
Desde los Dolomitas queremos mandar un saludo para los seguidores del blog y sobretodo a los amigos que no han podido estar aquí pero que hemos tenido en mente todo el tiempo. Va por vosotros y gracias por todo.
Saludos también a Jose que está en Kenia, gracias por la postal y espero que hayas conseguido el ascenso al monte Kenia.