Hablar de Tanzania sin hablar del Serengeti es practicamente impensable, por ello las expectativas en este Parque Nacional siempre son grandes, esperando encontrar algo digno de un documental de la tele o que realmente te marque el viaje. Tras el recibimiento del pueblo Masai nos adentramos en la gran llanura del Serengeti, donde no habitan ya los Masai al ser expulsados por el gobierno tanzano años atrás para convertirse en Parque Naciona. Ante las puertas se sientan unos cuantos Masai esperando no hacer nada durante un largo rato. La carretera sigue con los mismos baches y el mismo polvo, al que ya nos acostumbramos.
Al más puro estilo rockabilly con el tupé acartonado llegamos al punto de picnic, donde pagamos las tasas y comemos algo de la caja sorpresa de siempre. El calor aquí es el más agobiante que hemos tenido desde nuestra llegada a África pero todavía soportable a la sombra, donde se nota un gran cambio respecto a la zona con sol. No sopla el viento, solo calor, sol y polvo, sequedad, mucha sequedad. Antes de sentarnos a comer subimos una pequeña colina desde donde podemos ver toda la llanura que hemos recorrido y hacemos unas fotos desde lo alto. Tras ésto bajamos a comer entre una gran cantidad de pájaros que nos acechan para recoger unas jugosas migas que siempre llegan.
La caja del picnic siempre es una sorpresa, nunca se sabe lo que contiene aunque el menú se suele parecer todos los dias. Fredy, el guía, se enfada si no hay pollo, es un fanático de esta comida, todo lo contrario que Miriam que se lo regala en cuanto tiene oportunidad para deshacerse de su pieza de ave. Por supuesto que la cerveza Kilimanjaro no entraba en la cesta, es cosecha propia, calentorra....pero es cerveza!!!Lo de la cerveza fría aquí es una utopía, hay bares en los que un cartel anuncia el estado de la cerveza ese día, así que podemos encontrar fácilmente un cartel que diga "hoy cerveza muy caliente".....el que avisa no es traidor, no?
Nada más adentrarnos en la bacheada carretera del Serengeti nos encontramos a unas leonas descansando a la somra junto a los correspondientes coches que la observan. Se muestran impasibles a las cámaras y cuchicheos de la gente, con la supremacía propia de una leona, sabiendo que de un sólo zarpazo podría acabar con las risas de más de uno.
Entre tanta llanura de sabana podemos encontrar montículos de piedras, consecuencia de la erosión a lo largo de los años. Pero no tardamos en encontrar una zona arbolada en la que posiblemente veamos un leopardo subido a un árbol, y así fué.
Como si de una gatito se tratase, el leopardo descansaba a la sombra sin apenas inmutarse. Estos esquivos felinos se camuflan muy bien entre las ramas y no es fácil verlos si no están cerca del camino.
Tras el avistamiento empieza a acer la tarde a la vez que nuestro safari llega a su fin por hoy. De camino al campamento vemos gran cantidad de animales que nos entretienen en el camino cuando no tenemos moscas tse-tse que cazar dentro del coche. Por cierto, estas moscas son dificilísimas de matar. Es más fácil cogerlas que aplastarlas, parece que lleven armadura, algo increibe!!!
Al ocaso, el 4x4 frena y se mete en un camino muy poco definido por el que se supone que está el campamento en el centro del Serengeti, sin nada parecido a una vaya, las tiendas se disponen en fila entre acacias y animales de todo tipo. Tras darnos la bienvenida vamos a la tienda, que por cierto es la última de la fila, donde dejamos las mochilas y nos preparan una ducha. Esperando a las 8 para cenar vemos como cae la noche y los animales se activan. Ruidos extraños se oyen por todos lados, sin apenas tener consciencia de estar entre leones, búfalos, leopardos, elefantes y todo tipo de animales.