Según Fredy, nuestro guía, el nombre de Ngorongoro proviene del sonido que producen los cencerros de las vacas al sonar. Es cierto que en España este parque se llamaría "tolontolón" pero es lo que tiene el suagili. Tras nuestra noche en Manyara en el primer tendet nos toca visitar el cráter del Ngorongoro donde habitan gran cantidad de animales debido al microclima que se forma dentro. Atrás dejamos la cabaña rodeada de monos donde no puedes dejar nada a su vista porque te lo roban y salimos a la carretera hasta dejarla a las mismas puertas del parque nacional.
El trayecto siempre es entretenido porque vamos observando medio adormecidos a la gente que empieza su rutina de buscar agua, trasnsportar leña, recorrer los mercados o simplemente tocarse las narices, como hacen muchos. Dejamos el Manyara atrás para subir las empinadas rampas de la carretera de Ngorongoro donde echaremos de menos la comodidad del asfalto y empezaremos el masaje africano, como ellos dicen refiriéndose al movimiento de los baches.
La carretera la encontramos con mucha niebla, algo habitual en las mañanas del cráter. Hay momentos en los cuales la carretera se hace apenas visible aunque la velocidad del coche no sea tan lenta como quisiéramos. El paisaje blanquecino se vuelve misterioso y aporta un encanto al lugar propio de una película de terror, rodeado de zonas selváticas tan frondosas que no se ve el suelo.
Pronto llegamos a la cumbre del cráter desde donde empezamos una ruta para rodearlo y bajas al interior desde la otra cara. La carretera sigue siendo mala y la velocidad alta aunque nos acostumbramos a todo. Seguimos sin ver el interior del cráter, que se encuentra 60 metros más abajo, pero pronto sale el sol al bajar de altura y entre brumas descubrimos la inmensidad del lugar. Empezamos el descenso entre acacias dispersas, sin tanta vegetación como arriba de cráter. Desde aquí podemos ver las nubes que cubren las paredes de volcán rodeados ya de anilames que campan a sus anchas.
Las manadas de ñus se agrupan en filas interminables que bajan a beber al cráter, las cebras hacen lo mismo y entre tanto algún búfalo o avestruz captan nuestra atención. No tardamos en llegar al fondo del cráter donde se abre una extensa llanura que nuestra vista no alcanza a ver el fin y vemos nuestros primeros leones tumbados a la sombra y descansando supuestamente de una noche movidita de cacería.
Empezamos el safari con buenas expectativas esperando ver algo especial que recordemos al oir el nombre de Ngorongoro. El polvo sigue, el sol cae suave pero intenso y nosotros nos asomamos al techo del 4x4 para disfrutar el paisaje y la brisa que la velocidad nos proporciona. Cámara en mano no adentramos en el cráter.
2 comentarios:
Que guay!! Quants records!! Este va ser el primer parc on vam veure moooolts animals. Era el documental de la 2 en viu.
Ja tinc ganes de la pròxima entrega!!Jaja!!
turituriruru titirititu.... (BSO del Hombre y la tierra)
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