Llegó el día de pisar hielo y para ello vamos al Parque Nacional Skaftafell donde se aprecian ya desde la carretera las lenguas de los glaciares que emanan de Vatnajökull. Hay que reconocer que conducir con estas vistas al frente es realmente espectacular. Llegamos a la sede de la empresa que nos guiará por el glaciar para llevarnos en autobús al glaciar Fallsjökull, donde realizaremos la excursión. Una vez con los crampones ajustados y con el material necesario montamos en el típico autobús americano dirección al glaciar entre bromas y risas con los guias que reparten el pic-nic prometido entre los clientes.
Empezamos la marcha hacia el glaciar con una media hora de marcha entre nubes amenazantes y las vistas del glaciar al frente. Nuestra guía es genial y nos va explicando una gran cantidad de detalles de la flora, el avance (o retroceso) del hielo y de la capacidad de cambio del hielo, ya que el glaciar cambia de forma constantemente y se crean y se destruyen enormes grietas de un día para otro.
Las primeras rampas de hielo son bastante lisas y es aquí donde probamos la capacidad de agarre del hielo. Ya se observan los famosos serpentines que forman enormes cuevas por efecto del agua y se aprecia el contraste entre el hielo blanco de las partes superiores y los negros flancos de la morrena lateral llena de tierra y piedras que usan los meteorólos para medir el avance del hielo marcándolas con sprays de colores para observarlas con cámaras.
El hielo se vuelve azul consecuencia de tener una gran presión sobre las capas inferiores que pierden las burbujas y se compacta lentamente. De vez en cuando observamos estos hielos cuando se resquebrajan los grandes bloques o hay derrumbes.
Y, ¿cómo no iba a beber de las aguas puras del glaciar?....con la técnica de nuestra guía de apoyarse sobre el piolet realicé todo un espectáculo ante mis compañeros que mejor olvidaremos, almenos no acabé dentro del riachuelo mojado y helado.
La cuesta empieza a inclinarse y se ven los hielos de la parte superior del glaciar que se amontonan de manera caótica y donde es prácticamente imposible meterse a la par que peligroso. Nosotros decidimos buscar alguna grieta donde poder bajar a ver las entrañas de la gran mole helada.
Con ayuda de un tornillo de hielo y una pequeña driza bajamos al fondo de una grieta donde apreciamos la capacidad del agua para perforar el hielo de manera caprichosa y exploramos las grietas hasta donde nos podemos meter por la estrechez, sin duda lo mejor de todo, aunque el resto no sé quede corto.
1 comentario:
Eeeeh!! Jo també vaig beure aigua de la glacera.
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